«Aquí yacen los restos de su existencia tal cual se la conoce», profesa mi obituario pulcramente confeccionado con cartulina y papel maché.
Y es que dejando de lado el dramatismo propio del relato, puedo aseverar que mi última muerte ha sido tan certera, útil y fructífera como todas las anteriores. Admito que esperaba un funeral más organizado y con la participación conjunta de mis seres queridos, pero las vicisitudes particulares y generales de les participantes dejaron plenamente en vista que a este mundo solos venimos y de la misma manera nos retiramos, no matter what.
Que manera practica de ir ensayando lo que será el día que no podamos actuar. La farsa actual de no poder despedirnos sin decir nada. Total, mejor entierro conocido que muerto por conocer. Hoy recordaré todas mis muertes anunciadas y les clavaré el visto para saberme vivo. Te digo más..
Sublime, mi amigo.