Podrá disimular ante los ojos furtivos, mantener bajo el perfil de los abusivos. Podrá destilar humildad y seguir siendo avaro desde su caja de cristal. Podrá reinar en su imperio aunque en el interior los agnósticos mandan. En la profundidad es más simple. En los alrededores no hay superficialidad. En la intemperie flota. En el afuera no hay control. En la soledad de su alma hay magia. En su mente existe, en sus sueños le llama y con su energía conecta. No existen impropicios porque la corteza es un intento y su realidad, un dibujo. Quiere y puede. Engaña. Miente en sí y en no. Juega con fuego y se quema. Busca y encuentra, siempre a su derecha. Escribe y crea. A veces le incluye en sus líneas. Es nómade. Le pertenece, pero también se presta. Comprende la dificultad y se anima. A mitad de camino genera confianza y orgasmos. Conoce la distancia y el tiempo. Espera y crea expectativas. No cree en el amor pero cumple el mandato de la santa institución y se condena a las llamas del averno. Es varias veces su par. Y yo siempre le miro, más allá de sus ojos.